

Quién iba a decirle a aquel niño que
lo que menos le gustaba del colegio,
era el patio,
a aquel niño gordo
a quien aquel médico de cabecera
le hizo sentir ridículo saltando desnudo
en su consulta, por los 20 kilos
que le sobraban,
a aquel adolescente
que evitaba salir y que se comparaba siempre
a menos, porque era corto, y nada agraciado,
a aquel estudiante de psicología
con ansiedad social,
que con mucho trabajo, pero mucho,
no sólo iría aprendiendo a soltarse,
a aceptarse, a amarse...
sino que también en un largo proceso,
comenzaría a mirarse y a fotografiar
cada aspecto de si mismo,
y con ello a ejercitar un vínculo hermoso,
honesto, profundo y constante
con su imagen.
Quién le diría que acabaría generando obra
artística y sensible a partir de esa mirada.
Que se convertiría en parte de su día a día.
Que podría entrar una mañana en su estudio,
desnudo, al amanecer, y saludarse,
y casi convertirse en un cuadro más.
.
.
.
Onlyfans no deja de ser, además de puro atrevimiento y exploración, también un reconocimiento (de ahí el valor simbólico, 8 dólares al mes) a todo este recorrido.
Una valoración de las imágenes y los textos a través de los que vengo no solo transformando mi relación conmigo, sino también inspirando a otras personas en su camino.
.
.
.
Obviamente onlyfans no es la única forma. Solo es la más nueva, y sí, quizá la forma más controvertida que he utilizado en mi camino.
Aquí sigo, dando pasos para estirar los límites de mis propias censuras. Forma parte del camino de autoliberación, hacerlo.
Gracias por acompañarme en ello.
Y siempre, bienvenido cualquier comentario o reflexión que os mueva. Feliz sábado.